miércoles, 17 de agosto de 2011

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Promesa:

Mientras viva este árbol vivirá nuestro amor.

Y crecerá como sus ramas.

Y madurara como sus frutos.

Pero si su vida llega a su final.

Será la hora de separarse.

Y la última parte de la canción se oyera.


Caía el telón del día en el horizonte, salpicado por un tenue resplandor que dibujaba sobre él un mundo de ensueños. Las nubes, antes blancas, parecían victimas de una cruenta y sanguinaria batalla, que presagiaba en su distante letargo la proximidad de sucesos trágicos.

Bajo aquel cielo escarlata el silencio imperaba, represor y absoluto, solo el amor se oponía a este dominante emperador, representado por una pareja que transitaba aquellos paramos con total libertad, ejerciendo rituales de unión y apego, destronando aquel egoísta poderío.

Sin embargo este amor, aunque poderoso, era frágil, por las promesas: pequeñas conspiradoras de discusiones, pero solo una de ellas bastaría para acabar con aquella pareja, solo una, pero la más importante, la promesa inicial, la primera de todas, la que habían jurado y grabado sobre la corteza de un majestuoso y sublime árbol, quien era testigo de su verdadero amor.

Esa promesa en realidad era quien decidía el futuro por ese motivo frecuentaban el árbol para ver sus nombres enlazados en un corazón para siempre.

Pero ¿“para siempre” realmente significa para siempre?

Esa tarde se dirigían a contemplar la prueba viviente de sus sentimientos, que por alguna razón habían estado evitando durante un tiempo, pero ya era inevitable en su fuero interno sabían que debían ir al árbol, a comprobar que aun la promesa existía.

Pero de golpe ambos se detuvieron solo a metros de donde estaba el guardián de madera, se miraron a los ojos y unieron las cabezas en un beso totalmente puro y desenfrenado. Como todos los besos tienen su significado oculto aquel también lo tenía pero ninguno quiso decodificarlo porque inconscientes comprendían aquel destino.

Avanzaron con pasos decididos pero el silencio volvió a proclamarse amo y señor y esta vez sin interrupción alguna.

Al ver el árbol se detuvieron anonadados contemplando su perdición, mientras el infierno mostraba una vez más que también tomaba participación en la vida. Jamás se hubieran imaginado aquel atroz escenario pero allí lo tenían frente suyo, destrozado, sin magia, sin juventud, sin amor, sin vida. Quedaron petrificados, sin aliento y sin palabras. Contemplaban el final de todo

El silencio era desgarrador, y desde el oscuro cielo comenzaron a caer gotas de lluvia acudiendo a su compañía, lágrimas que recorrían la corteza de aquel destruido árbol, por un amor que se rompía.

Él quebrado y dolido, trató de cobrar fuerzas y de sus labios brotaron palabras que acribillaron el silencio.

Mira mi amor los cielos están llorando

Como nosotros lo hicimos alguna vez

Era ilógico pensar que algo sea eterno

Cuando ni siquiera lo es la realidad

Mira como muere este árbol con nuestro amor,

Con nuestros nombres en su corteza

Mientras llora triste el final

La chica se puso a llorar mucho más cuando escucho eso, pero sabía que era inevitable. A su vez ella dijo.

Ya desde el principio sabía

Que el amor, cuando niño es un “Te quiero”

Al crecer es un “Te amo”

Y al final ya entre túnicas de anciano

Es un “Te odio” ansiado.

Ellos aunque aun se amaban profundamente, sabían desde el principio su verdadero destino.


sábado, 13 de agosto de 2011

De nuevo por aca!!!

Un poema que no esta muy bueno pero es lo que hay :P
las rimas son de jardin de infante pero tiene algo que me gusta XD

Recuerdo...
Un mural de barro
que en mis manos marco
los ruprestres signos del amor...

Porque siento con el tacto
el aspero calor
que las huellas dactilares
sobre el adobe dejo...

Porque también veo los esquivos nombres
dentro de un corazón
acribillado por las flechas de un lastimado amor...

Porque las transparentes lagrimas
acrecentaban...
la necesidad de felicidad...
y el valor de un "Te quiero"
era el doble de eficaz...

Perdon por postear esto...
pero en este momento solo dejo que hable mi corazón...